Artículo de opinión del juntero de EAJ-PNV Xabier Ezeizabarrena en Diario Vasco.
Como
es sabido, un gobierno tiene la misión de gestionar los problemas públicos. Y
para ello es imprescindible adoptar decisiones y definir prioridades. Un
gobierno, además, debe defender la tutela del interés general. Lo que en ningún
caso puede hacer un ejecutivo, y tampoco la Diputación Foral
de Gipuzkoa gobernada por Bildu, es esconderse y evitar la asunción de sus
responsabilidades. En el caso de la problemática que han creado con los
residuos, la Diputación gobernada por Bildu prefiere rechazar el cumplimiento
de las decisiones adoptadas por una amplia mayoría.
Lo que tampoco resulta posible es pretender confundir a la sociedad cuando
uno mismo es el responsable de cuanto
sucede con la gestión de los residuos de Gipuzkoa. Ante ello, seguimos
sumidos en una auténtica ceremonia de la confusión orquestada por Bildu que, no
solamente se ha negado a gestionar el problema, sino que pretende retrasar su
solución y exportar parte de los residuos de Gipuzkoa a Bizkaia, a Nafarroa o
allí donde estén dispuestos a recibirlos. Una apuesta cara en costes
energéticos, ambientales y económicos que ni el medio ambiente ni la ciudadanía
de Gipuzkoa tienen por qué asumir. Tanto es así que la inacción de Bildu está
costando a Gipuzkoa nada menos que 300.000 euros mensuales en intereses,
sencillamente por paralizar el proyecto de cierre del sistema de gestión en la
planta incineradora de Zubieta.
La
llegada de Bildu al Gobierno Foral, junto a su visión extremista sobre los
residuos, ha supuesto un sistemático ejercicio de obstrucción institucional a
los acuerdos alcanzados, incluida la construcción de la planta de valorización
energética en Zubieta (Donostia). La razón es bien sencilla pues el “Puerta a
puerta” es un sistema de recogida de las basuras, no un sistema de gestión de
las mismas. Sigue siendo imprescindible un sistema de cierre y valorización
energética (incineradora) como el previsto en la planificación vigente en
Gipuzkoa. Se trata del mismo sistema implantado en países de larga tradición
ecológica como Alemania, Dinamarca o Suecia, entre otros, cuya tradición
“verde” haría palidecer al más ecologista de la izquierda abertzale. De hecho,
Bildu acude a una reunión de los verdes europeos sobre la materia, ocultando a
toda la sociedad que en dicha reunión se avala el sistema de valorización
energética de la materia no reciclable. De hecho, los verdes alemanes llevan
décadas defendiendo por su eficacia y carácter ecológico la obtención de
energía de la materia no reciclable.
Un
problema que estaba ambiental, económica y socialmente resuelto con la
aprobación del Plan Integral de Gestión de Residuos Urbanos de Gipuzkoa ha
vuelto a nuestras instituciones como un boomerang de la mano de Bildu y su
irresponsabilidad.
Como
demuestran los propios datos de la Unión Europea y de países punteros en reducción,
reutilización y reciclaje de residuos como Alemania, Dinamarca y Suecia, la
posibilidad quimérica de llegar al “Residuo 0” como pretende Bildu es, simplemente, algo
imposible. Sencillamente puesto que los residuos no reciclables no se evaporan.
En todo sistema de recogida y gestión hay una fracción resto con la que hay que
cerrar el ciclo de su tratamiento. Y ese ciclo, en países como Alemania,
Dinamarca o Suecia vuelve a llevarnos hacia soluciones de cierre y valorización
energética denominadas “incineradoras”. Nada que ver con la propuesta de
apertura de decenas de nuevos vertederos de paquetes de basura, tal y como
defiende Bildu en nuestras Juntas Generales, eso sí, sin explicarnos dónde
piensa ubicar los citados vertederos.
La
pretensión –o más bien imposición- de Bildu de derivar esa
basura a otros territorios como Bizkaia, Nafarroa o Iparralde para quitarnos el
problema de encima es aberrante desde el punto de vista ecológico y supone
graves costes ambientales, económicos y sociales. Nos guste más o menos, el sistema
“puerta a puerta” no resuelve la cuestión. Entre otras razones, porque está
planteado de forma parcial sólo para 34 de los 88 municipios de Gipuzkoa sin
rigor ni responsabilidad y mediante una pura imposición política, que tampoco
llegaría al 50% de la población del territorio. La solución no es reabrir, ni
crear nuevos vertederos, ni el transporte de residuos. La solución está escrita
desde hacer años en la planificación de residuos de Gipuzkoa que Bildu no
quiere aplicar: reducir la generación de residuos, seguir reciclando y
reutilizando los residuos, y dar un cierre al resto no reciclable en la planta
de valorización energética de Zubieta.
La realidad es que Bildu carece de programa político o de proyectos estratégicos para Gipuzkoa. Sigue sin dar respuesta a un tema del día a día como el de los residuos que ya tenía y tiene solución con la planificación vigente. Como en otras materias, conocida la posición clara de las Juntas Generales de Gipuzkoa, cada vez es más evidente que el gobierno foral no va a respetar los acuerdos adoptados. Es más, sólo van a cumplir los que coincidan con su programa político. Una vez más, nos encontramos ante una cuestión de cultura democrática.
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